Nacida Chiara Offreduccio (1193-1253), Santa Clara era de una familia noble influyente, que formaba parte de una clase que dominaba la vida social y económica en la región de Asís en la Baja Edad Media. Como tal, eran rivales naturales de la clase media emergente a la que pertenecía la familia de San Francisco. Como resultado del levantamiento de los comuneros en 1198, la familia de Clara fue exiliada de la ciudad hasta 1205.

En los años después del regreso de su familia a Asís, la joven Clara se dedicó cada vez más a una vida de oración, penitencia y obras de caridad, decidiendo permanecer virgen en lugar de entrar en un matrimonio socialmente ventajoso. Al enterarse de su virtud, Francisco habló con ella, y el Domingo de Ramos en 1212 Clara dejó su familia en casa para unirse a Francisco en su forma de vida.

Francisco instaló a Clara y varias otras mujeres nobles que se le unieron en la iglesia de San Damiano fuera de Asís, elaborando una forma breve de vida para estas "hermanas pobres". Alrededor de 1228, el Papa Gregorio IX la sustituyó por las normas que había redactado. Sin embargo, Clara siguió presionando por su propia visión de la vida franciscana y, poco antes de su muerte en 1253, el Papa Inocencio IV aprobó la Regla que había redactado, preservando el compromiso radical con la pobreza, a la que se aferró a lo largo de su vida como religiosa. Su Regla fue la primera regla escrita por una mujer a ser aprobada por la Iglesia.

Después de la canonización de Clara (su fiesta es el 11 de agosto), sus hermanas llegaron a ser conocidos como la Orden de Santa Clara, o "Clarisas". Al igual que los hermanos menores, las Clarisas han experimentado una serie de movimientos de reforma, siendo la más notable la iniciada por Santa Coleta de Corbie en el siglo XV.

Las Clarisas mezclan las estructuras tradicionales de la vida monástica con el carisma franciscano, haciendo hincapié en los valores preciados de Clara de vida simple y hermandad. Cada monasterio es autónomo, si bien en las últimas décadas la mayor parte se han unido en diversas federaciones con fines de formación. Las hermanas son principalmente contemplativas, dedicándose a la oración y manteniéndose a sí mismas por el trabajo de sus manos.

Hay varios monasterios de Clarisas en la Provincia de Santa Bárbara y los frailes se han comprometido a ayudarlas en su atención espiritual.

Adaptado de la información proporcionada en la página web de la Provincia del Santísimo Nombre.